martes, 1 de mayo de 2012

 

Una enamorada del muro cubriendo totalmente una fachada puede ser muy perjudicial para el objeto de su amor, el muro. Al crecer adherida a la pared, sus ventosas pueden ingresar en grietas y juntas y desencadenar desprendimientos y humedad, e incluso ser refugio de insectos y roedores. Los sistemas de paredes verdes se han desarrollado para prevenir esas patologías en las fachadas y aprovechar los beneficios que la vegetación puede aportar respecto a la aislación térmica.

La estructura de mallas y cables de acero inoxidable de la pared verde puede crear un colchón de aire entre el muro o fachada vidriada y la vegetación. De ese modo, el sistema tiene un efecto regulador de la temperatura interior, promoviendo una ventilación óptima y conformando escudo contra la lluvia torrencial o la radiación ultravioleta.

Las mallas se sujetan a la fachada con brocas y se utilizan sujetadores de plástico en los cruces de cables y alambres. En los extremos se colocan terminales tanto en los cables como en las mallas.

El diseño de la estructura está condicionado por el patrón de escalado de la planta. 

Las trepadoras que escalan con ventosas o con raíces quedan descartadas porque pueden dañar el muro. Según los especialistas, las especies más adecuadas son las trepadoras que se enredan alrededor de sus apoyos y solo requieren de un único soporte vertical (cable). También las trepadoras por zarcillo (un tallo espiralado) del que se sirven ciertas plantas para sujetarse a una superficie. En ese caso, una estructura reticular proporciona el mejor soporte. Por último, las plantas que escalan mediante espinas en forma de gancho, donde las estructuras horizontales son las adecuadas para su tipo.

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